Jerónima de Orrego
Por Jairo Gutiérrez Ramos*
Si hay que buscar en la historia colombiana a la precursora de las finanzas, es esta
mujer del siglo XVI apetecida por los hombres por su belleza, riqueza y linaje.
Hija del conquistador Antón de Olalla y María de Orrego. Formó parte de
la primera generación de mujeres criollas nacidas en Santafé de Bogotá a mediados
del siglo XVI y se distinguió entre ellas por su inusual habilidad para gestionar el
patrimonio y los negocios que heredó de su padre, de los cuales formaban parte
principal la próspera hacienda El Novillero y la encomienda de Bogotá.
Desde su adolescencia, fue una de las mujeres más apetecidas en matrimonio por
criollos o españoles de alguna valía. Gracias a ello, y luego de un tormentoso litigio
entre dos de sus pretendientes, Jerónima contrajo matrimonio, hacia 1580, con el
hijo del visitador general del Nuevo Reino. Pero este enlace fue efímero y no
dejó descendencia, pues Fernando de Monzón murió a los pocos meses de casado. Su
único hermano, Bartolomé, murió poco tiempo antes que su padre, en 1581. De esta
manera la totalidad de la herencia pasó a manos de Jerónima y de su madre,
en lo cual, por supuesto, no había nada de extraordinario. Lo realmente sorprendente
fue la capacidad de estas dos mujeres para acrecentar el ya rico patrimonio familiar.
En el solo año de 1583 agregaron más de 2.000 hectáreas de tierra a las 10.000 que
habían recibido de herencia. Y si a lo anterior agregamos los ganados que en esta
extensa hacienda se criaban en abundancia y las casas que poseía en Santafé,
debemos concluir que en su momento doña Jerónima de Orrego quedó convertida
en una de las más opulentas propietarias del Nuevo Reino. Su viudez fue breve.
En 1586 Jerónima se casó con Francisco Maldonado de Mendoza quien, al momento
de su llegada a Santafé, ostentaba el título de Almirante de la Carrera de Indias y
de la Armada de Tierra Firme, y hacía parte de la prestigiosa Orden de Santiago.
Con la formalización de este enlace se dio origen a uno de los más representativos
linajes de todo el período colonial, cuyo patrimonio se pretendió perpetuar en 1610
con la institución del Mayorazgo del Novillero, el cual efectivamente perduró por más
de dos siglos. En el mismo año de 1610, el marido de Jerónima viajó a España, y de ahí
en adelante la administración del cada vez más grueso patrimonio familiar pasó una vez
más a sus manos, pues Maldonado regresó de Madrid con el cargo de corregidor de
Quito, y desde 1612 se radicó en esa ciudad, de modo que, hasta su muerte,
'la encomendera de Bogotá' gestionó con su reconocida solvencia los negocios familiares.
De hecho, entre 1612 y 1615 Jerónima litigó, en compañía de sus hijos, en procura de
expandir aun más una hacienda que ya bordeaba entonces las 20.000 hectáreas.
Por otra parte, susambiciones no eran sólo económicas, pues, como buena madre,
procuró emparentar a sus hijos e hijas con lo más selecto de la sociedad neogranadina
de entonces. De estamanera, al linaje Orrego-Maldonado se vincularon miembros
de las familias Caicedo, Berrío, Vanegas y Ospina, poseedoras de cargos, encomiendas,
minas y tierras, es decir, de las más ricas y poderosas de la Nueva Granada. Gracias
al mayorazgo constituido por Jerónima y su marido, el patrimonio familiar se mantuvo
íntegro por másde dos siglos, y su descendencia alcanzó el cenit social al serle otorgado
el título de marqués de San Jorge de Bogotá a Jorge Lozano de Peralta Maldonado y Olalla,
en 1772. *Escuela de Historia. Universidad Industrial Santander
Fuente: Artículo tomado de Revista semana de fecha 3 de diciembre de 2005.
Jerónima de Orrego
Por Jairo Gutiérrez Ramos*
Si hay que buscar en la historia colombiana a la precursora de las finanzas, es esta
mujer del siglo XVI apetecida por los hombres por su belleza, riqueza y linaje.
Hija del conquistador Antón de Olalla y María de Orrego. Formó parte de
la primera generación de mujeres criollas nacidas en Santafé de Bogotá a mediados
del siglo XVI y se distinguió entre ellas por su inusual habilidad para gestionar el
patrimonio y los negocios que heredó de su padre, de los cuales formaban parte
principal la próspera hacienda El Novillero y la encomienda de Bogotá.
Desde su adolescencia, fue una de las mujeres más apetecidas en matrimonio por
criollos o españoles de alguna valía. Gracias a ello, y luego de un tormentoso litigio
entre dos de sus pretendientes, Jerónima contrajo matrimonio, hacia 1580, con el
hijo del visitador general del Nuevo Reino. Pero este enlace fue efímero y no
dejó descendencia, pues Fernando de Monzón murió a los pocos meses de casado. Su
único hermano, Bartolomé, murió poco tiempo antes que su padre, en 1581. De esta
manera la totalidad de la herencia pasó a manos de Jerónima y de su madre,
en lo cual, por supuesto, no había nada de extraordinario. Lo realmente sorprendente
fue la capacidad de estas dos mujeres para acrecentar el ya rico patrimonio familiar.
En el solo año de 1583 agregaron más de 2.000 hectáreas de tierra a las 10.000 que
En el solo año de 1583 agregaron más de 2.000 hectáreas de tierra a las 10.000 que
habían recibido de herencia. Y si a lo anterior agregamos los ganados que en esta
extensa hacienda se criaban en abundancia y las casas que poseía en Santafé,
debemos concluir que en su momento doña Jerónima de Orrego quedó convertida
en una de las más opulentas propietarias del Nuevo Reino. Su viudez fue breve.
En 1586 Jerónima se casó con Francisco Maldonado de Mendoza quien, al momento
de su llegada a Santafé, ostentaba el título de Almirante de la Carrera de Indias y
de la Armada de Tierra Firme, y hacía parte de la prestigiosa Orden de Santiago.
Con la formalización de este enlace se dio origen a uno de los más representativos
linajes de todo el período colonial, cuyo patrimonio se pretendió perpetuar en 1610
con la institución del Mayorazgo del Novillero, el cual efectivamente perduró por más
de dos siglos. En el mismo año de 1610, el marido de Jerónima viajó a España, y de ahí
en adelante la administración del cada vez más grueso patrimonio familiar pasó una vez
más a sus manos, pues Maldonado regresó de Madrid con el cargo de corregidor de
Quito, y desde 1612 se radicó en esa ciudad, de modo que, hasta su muerte,
'la encomendera de Bogotá' gestionó con su reconocida solvencia los negocios familiares.
De hecho, entre 1612 y 1615 Jerónima litigó, en compañía de sus hijos, en procura de
expandir aun más una hacienda que ya bordeaba entonces las 20.000 hectáreas.
Por otra parte, susambiciones no eran sólo económicas, pues, como buena madre,
procuró emparentar a sus hijos e hijas con lo más selecto de la sociedad neogranadina
de entonces. De estamanera, al linaje Orrego-Maldonado se vincularon miembros
de las familias Caicedo, Berrío, Vanegas y Ospina, poseedoras de cargos, encomiendas,
minas y tierras, es decir, de las más ricas y poderosas de la Nueva Granada. Gracias
al mayorazgo constituido por Jerónima y su marido, el patrimonio familiar se mantuvo
íntegro por másde dos siglos, y su descendencia alcanzó el cenit social al serle otorgado
el título de marqués de San Jorge de Bogotá a Jorge Lozano de Peralta Maldonado y Olalla,
Quito, y desde 1612 se radicó en esa ciudad, de modo que, hasta su muerte,
'la encomendera de Bogotá' gestionó con su reconocida solvencia los negocios familiares.
De hecho, entre 1612 y 1615 Jerónima litigó, en compañía de sus hijos, en procura de
expandir aun más una hacienda que ya bordeaba entonces las 20.000 hectáreas.
Por otra parte, susambiciones no eran sólo económicas, pues, como buena madre,
procuró emparentar a sus hijos e hijas con lo más selecto de la sociedad neogranadina
de entonces. De estamanera, al linaje Orrego-Maldonado se vincularon miembros
de las familias Caicedo, Berrío, Vanegas y Ospina, poseedoras de cargos, encomiendas,
minas y tierras, es decir, de las más ricas y poderosas de la Nueva Granada. Gracias
al mayorazgo constituido por Jerónima y su marido, el patrimonio familiar se mantuvo
íntegro por másde dos siglos, y su descendencia alcanzó el cenit social al serle otorgado
el título de marqués de San Jorge de Bogotá a Jorge Lozano de Peralta Maldonado y Olalla,
en 1772. *Escuela de Historia. Universidad Industrial Santander
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