martes, 17 de septiembre de 2013

Historia de algunos de mis ancestros. Dr. ANDRES MARÍA PARDO ALVAREZ y MANUEL DE BERNARDO ALVAREZ DEL CASAL. (Bisabuelo y Trastatarabuelo de INÉS DURÁN GARCÍA HERREROS).

DR. ANDRES MARIA PARDO Y ALVAREZ, (APOSTOL DE LA MEDICINA) -Dr. ALVARO LOPEZ PARDO -Académico de número.

 El 20 de julio de 1879 fue una fecha nefasta para las fiestas nacionales. Ese día dejó de existir el entonces Rector de la Facultad de Medicina, Dr. ANDRES MARIA PARDO Y ALVAREZ, en su casa de habitación, que actualmente se conoce, reformada, con el nombre de Palacio de Nariño o de la Carrera (1).

El Dr. Pardo, considerado por el historiador y médico Pedro María Ibáñez, (2) como uno de los más ilustres galenos que ha tenido el país, nació el 2 de febrero de 1814. En su linajudo hogar se respiraba, al mismo tiempo, el amor por la medicina y el amor por la libertad.

Era descendiente de muy ilustres personajes. Su padre fue el Dr. Juan Maria Pardo y Pardo, médico del Colegio del Rosario, único galeno firmante del Acta de la Independencia. Su abuelo paterno, Don Manuel Pardo, también firmó dicha acta y fue encargado de llevar prisionero al Virrey Amar a Cartagena (3). La linea materna de doña Maria Tadea Alvarez Lozano lo vinculaba con Don Manuel Bernardo Alvarez, presidente de Cundinamarca, y firmante de la Independencia; con Don Jorge Miguel Lozano Peralta y Varaes, Maldonado de Mendoza, y Olaya Primer Marqués de San Jorge. A su vez, descendiente de don Anton de Olaya, Alférez Mayor de los ejércitos de Gonzalo Jiménez de Quezada, y a Don Fernando Maldonado de Mendoza, Gran Almirante de Castilla (4).

Nació el Dr. Pardo en los primeros años de la Patria Boba, cuando ya los españoles se preocupaban por organizar una expedición para recuperar sus antiguas colonias. En efecto, La Junta de Generales a propuesta del Héroe de Bailén, General Castaños, decidió comisionar a Morillo para dirigirla.

Entró este a Santa Fé, de incógnito, el 26 de mayo de 1816 y el 30 de dicho mes, firmó un indulto, que no tenía un contenido real y comenzó la persecusión de los patriotas.

Cuando sólo contaba el Dr. Pardo con 2 años, su familia sufrió el peso de la bota española. EI 4 de septiembre de ese año fue fusilado su tio Jorge Tadeo Lozano, el 10 del mismo mes cayó su abuelo Manuel Bernardo Alvarez. Su padre fue cargado de cadenas y enviado a los Llanos del Casanare, y su abuelo paterno fue puesto preso en Cartagena. Los bienes confiscados y la familia desamparada.

En 1819, cuando había cumplido cinco años, vino la Batalla de Boyacá, que selló la Independencia y con ella la posibilidad de reunirse con su padre, quien fue liberado por el Héroe Llanero Nonato Pérez (5), para recibir, junto con otros médicos ilustres, como Quijano, Merizalde, Lasso de la Vega e Ibáñez, pruebas de aprecio por parte de Bolívar y Santander.

El estudio fue una de las grandes pasiones del Dr. Pardo. A los 20 años se graduó de bachiller en jurisprudencia en la Universidad Central y tres años más tarde ingresó a la Facultad de Medicina, de la cual su padre fue el primer Rector. Allí obtuvo el título de médico en 1839. Durante sus estudios había desempeñado los cargos de Oficial del Senado de la República, y el General Santander, reconociendo sus méritos, le nombró Oficial Mayor de dicho Cuerpo Legislativo, cuando sólo tenía 25 años.

A los pocos meses de haberse graduado, fue nombrado catedrático del Colegio del Rosario y en 1840 fue llamado por el gobierno a dictar las Cátedras de Anatomía y Cirugía en la Universidad Central, y a desempeñar el cargo de médico del Hospital Militar, al cual hubo de renunciar para atender su creciente clientela privada.

Cuando se hizo cargo de la Cátedra de Fisiología, organizó un programa de estudios, que introducía por primera vez, en forma oficial, lecciones sobre Psicología para estudiantes de Medicina (6). Según Ibáñez (7) correspondió a Vargas Reyes y a Pardo practicar por primera vez en Bogotá, la resección del maxilar superior y la trepanación respectiva.

En este periodo la producción científica del Dr. Pardo fue muy amplia, publicó estudios sobre Anatomía, y algunos sobre Botánica. Con el Dr. Benito Osorio publicó un "Tratamiento de las Ulceras". También le fueron encomendadas numerosas actividades relacionadas con la salud pública, que desempeñó con gran eficacia. Formó parte de las comisiones que creó el gobierno para luchar contra la Epidemia de Viruela que azotó al país en los años de 1840 y 1941, así como de la que preparó las medidas sanitarias tendientes a evitar que nos llegara la epidemia de cólera que se presentaba en Venezuela.

Fue tesorero de la Facultad Central de Medicina, Rector de la Universidad del Primer Distrito, Catedrático del Colegio de San Bartolomé y del Colegio Nacional; Rector, dos veces, del Colegio del Rosario y Representante a la Cámara de Bogotá.

Quizás, de todas las actividades desarrolladas por el Dr. Andrés María Pardo, las que más valdría la pena de destacar, son las inspiradas por su amor a la enseñanza de la Medicina y su valerosa defensa de la misma en medio de un país convulsionado por revoluciones y saturado de politiquería.

En 1850, se expidió la ley 15 por medio de la cual se permitía ejercer la Medicina y otras profesiones, a excepción de la Farmacia (8) a cualquier persona (7), lo cual hacía inútil la existencia de Facultades de Medicina y bajaba, obviamente, el nivel de la profesión. Ante este absurdo, decidieron, junto con el Dr. Félix Merizalde y el Dr. Antonio Vargas Reyes, mantener sus cátedras en San Bartolomé y el Rosario, las que hubieron de suspender, transitoriamente, varias veces, por las revoluciones de 1851 y 1854.

Hacia 1859, la estabilidad de la enseñanza de la Medicina volvió a ser amenazada y el Dr. Pardo hizo una valiente publicación en su defensa. Pero al año siguiente, la situación se volvió insostenible y, viendo que no podían utilizar las universidades y colegios, los Doctores Pardo, Vargas Reyes y Rivas decidieron dar lecciones en sus propias casas; ejemplo que fue seguido por otros catedráticos, como Zerda, Alvarez, Rocha y Jorge Vargas. Esto nos demuestra el espíritu de sacrificio y la mística de estos apóstoles de la Medicina Nacional, que, frente a las dificultades políticas ya la incomprensión de algunas autoridades, dieron todo lo que podían, sin importarles su propia tranquilidad y su propio peculio. Hasta 1864 éstas fueron las únicas cátedras médicas, y gracias a ellas se graduaron 6S galenos.

En ese año, el Dr. Vargas Reyes invitó a sus colegas a que formaran una nueva facultad, en la cual se inscribieron 39 estudiantes, entre los cuales figuró Enrique Pardo de la Roche, hijo del Dr. Andrés María.

El 22 de septiembre de 1867, se dictó la ley creando la Universidad Nacional, con su Facultad de Medicina, dirigida por el Dr. Vargas Reyes. A ella se incorporó el Dr. Pardo, luego de un viaje a Europa, donde se vinculó a numerosos científicqs de Francia, Inglaterra, España e Italia. Le fue encargada la Cátedra de Histología, que fue dictada por primera vez en nuestro medio.

Nuevas responsabilidades fueron encargadas al Dr. Pardo. Fue miembro de la Inspección de Gobierno de la Universidad, Miembro de la Asamblea Legislativa del Estado Soberano de Cundinamarca, Miembro de laJunta de Lazaretos, Rector de la Facultad de Medicina y de la Escuela de Ciencias Naturales. Aquileo Parra lo encargó, junto con otros galenos, de organizar la sanidad Militar en el campamento de occidente.

En 1872 se vinculó a la creación de la Academia de Ciencias Naturales, a la cual, el presidente Eustorgio Salgar le dio caracter oficial en 1873. Esta fue la base de nuestra actual Academia de Medicina. La segunda que existió en el país, pues la primera, que duró muy poco tiempo, fue fundada paradógicamente, por alguien que causó muchos dolores al país; fue Sámano quien obligó, en el año de 1817, a los médicos que en ese momento ejercían en la Capital, a reunirse todos los jueves, a presentar y discutir trabajos científicos.

Casó el Dr. Pardo en primeras nupcias con Doña María Dolores de la Roche, descendiente de noble familia francesa, con la cual tuvo 9 hijos. Luego contrajo matrimonio con Doña Rafaela Cordovez Moure, familiar del ilustre historiador, con la cual tuvo 7 hijos. Entre sus descendientes muchos han seguido la tradición, abrazando la carrera de Medicina.

Dice el Dr. Ibáñez en su reseña histórica, hablando del Dr. Pardo, "Su elevado carácter, su vasta ilustración médica, su habilidad como cirujano, le señalan distinguido puesto entre sus comprofesores. Sus raras condiciones de catedrático, pues a la vez era amigo y superior de sus discípulos; su entusiasmo por el desenvolvimiento y propagación de las Ciencias Médicas, su palabra fácil y la habilidad con que mezclaba las severas palabras de la ciencia con ingeniosas anécdotas; -le grangearon siempre, y con justicia, el cariño y el respeto de sus numerosos discípulos" (9).

Tenía también un genio fuerte y no perdonaba muchas faltas de sus alumnos. Su clase, que dictaba bien en el anfiteatro o en la sala de su casa, con las ventanas abiertas a la calle, se convertían muchas veces, en espectáculo para los transeúntes que admiraban su dicción y sus ademanes.

La vida del Dr. Andrés María Pardo y Alvarez es un claro ejemplo de la lucha que ha representado siempre el ejercicio de la Medicina, que no fue fácil en su época, ni lo es ahora.

Se ha necesitado siempre una profunda convicción de 1o que significa la labor en bien de la humanidad, un gran espíritu de sacrificio, y una decisión de mantener en alto la dignidad de su profesión, aún frente a los politicastros, que tratan de hacer demagogia con ella, a costa de los médicos.

Afortunadamente siempre ha contado la profesión con varones ilustres que han sabido responder a esas exigencias y han mantenido en alto el nombre de la medicina nacional.


BIBLIOGRAFIA CONSULTADA 1. CORDOVEZ MOURE, J.M. S. SCARPETA L. y VERGARA S. "Reminiscencias de Santa Fé y Bogotá Tomo 11 - Ed. Sol y Luna 1966. "Diccionario Biográfico de los campos de la libertad" Citado por Rosselli Humberto en "Los estudios de Medicina en Santa Fé de Bogotá" "Medicina" número 2, 1979 (pág. 66) Bogotá. 2. IBAÑEZ, PEDRO M. "Memoria para la Historia de la Medicina en Santa Fé de Bogotá" - Revista de la Facultad de Medicina Universidad Nacional - Vol. 3S N° 2-3 Y4. Dic. de 1967. 6. ARDILA RUBEN "La Psicología en Colombia", "Desarrollo histórico" E. Trillas México 1973. 3. RESTREPO J.M. 7. IBAÑEZ, op c't. "Notas para la publicación del II tomo de la Genealogía de Santa Fé de Bogotá". (Inédito). 8. BERNETH YCORDOV A, R. 4. RIVAS RAIMUNDO "Los médicos de la independencia" "Mundo Médico" Vol IX- N° 1 - Enero a Marzo 1962 Bogotá. "Los Fundadores de Santa Fé de Bogotá". 9. CORDOVEZ MOURE, J.M; op c't. 29


 ALVAREZ DEL CASAL, MANUEL DE BERNARDO. Ficha Bibliográfica -Título: Alvarez del Casal, Manuel de Bernardo -Autor: Rueda Enciso, José -Colección: Política -Parte de: Biografías Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores -Temas: Colombia -- Biografía; Colombia -- Biografía -- Político -Tipo de documento: Texto -Derechos: Derechos reservados -Fuente de catalogación : CO-BoBLA.

Abogado y político criollo nacido en Santafé de Bogotá, el 21 de mayo de 1743, muerto allí mismo, el 10 de septiembre de 1816. Manuel de Bernardo Alvarez del Casal ocupó la presidencia del Estado de Cundinamarca entre el 13 de agosto de 1813 y el 12 de diciembre de 1814, cuando Simón Bolívar, a nombre del Congreso, se tomó Santafé de Bogotá. Perteneció a la elite criolla, descendiente de una nueva clase burocrática que llegó al Virreinato de la Nueva Granada en la primera mitad del siglo XVIII y que por alianzas de familia y un efectivo poder económico, consolidado muchas veces por matrimonios de conveniencia, adquirió gran jerarquía dentro de la sociedad neogranadina de la época. La familia Alvarez del Casal, compuesta por el padre, Bernardo Alvarez, abogado del Consejo Real de Castilla, la madre, Josefa del Casal y Freiría, y cuatro hijos: Joaquina, Petronila, Catalina y Manuel de Bernardo, llegó a Santafé de Bogotá en 1736, cuando su padre había sido nombrado fiscal de la Real Audiencia. Las hijas se casaron con vástagos de distintas familias de abolengo: Joaquina contrajo nupcias con Manuel García Olano, administrador de correos que durante la revolución de los Comuneros sirvió como oficial de enlace entre los insurrectos y la oligarquía santafereña; Petronila se casó con Jerónimo de Mendoza y Hurtado, subjefe de la administración de correos, también involucrado en el movimiento comunero; y Catalina se desposó con Vicente Nariño y Vásquez, quien ejerció los cargos de contador oficial de las Cajas de Santafé, contador mayor del Tribunal de Cuentas y director de la primera fábrica de pólvora establecida en Santafé de Bogotá; de esta unión nació el Precursor de la Independencia, Antonio Nariño y Alvarez del Casal. Por su parte, Manuel de Bernardo, luego de estudiar, entre 1762 y 1768, jurisprudencia y humanidades en el Colegio de San Bartolomé, y de obtener los títulos de Doctor en Teología y Humanidades, con los cuales logró ser catedrático de derecho civil y eclesiástico y recibirse como abogado de la Audiencia en 1768, se casó, en 1778, con Josefa Lozano de Peralta, cuarta hija del primer marqués de San Jorge. Con esta unión, Alvarez del Casal emparentó no sólo con una de las familias más acaudaladas del Virreinato, sino también con los Lagos, Portocarrero, Galavís, Vergara y Caicedo, Ugarte, y Ricaurte, familias de los esposos de las otras seis hijas del encopetado marqués. Del matrimonio Alvarez del Casal-Lozano de Peralta nacieron ocho hijos. Desde que se doctoró, en 1768, hasta el 20 de julio de 1810, Alvarez del Casal estuvo al servicio de la administración española: primero como contador-ordenador del Tribunal de Cuentas de Santafé de Bogotá, luego, con el mismo cargo, en la Real Casa de Moneda de Popayán, y finalmente, meses antes del inicio de la revolución, como contador mayor del Tribunal de Santafé de Bogotá.

Desde 1789 perteneció, al igual que la mayoría de sus familiares políticos, al Cabildo de la entonces capital del Virreinato. Pero, si bien Manuel de Bernardo Alvarez ocupó altos cargos en las contadurías de Hacienda, es cierto que despreció y odió como el que más a los "chapetones". En tal actitud posiblemente influyeron mucho los problemas que enfrentó su suegro, don Jorge Miguel Lozano, detenido el 11 de agosto de 1793 y recluido posteriormente en Cartagena, donde murió. También, los conflictos que afrontó su sobrino, el Precursor Nariño. Estos resentimientos se refinaron mucho más con la activa participación en las tertulias de la época y las discusiones sobre candentes temas que, finalmente, llevaron a la toma de conciencia de los criollos respecto a su situación frente a la metrópoli. En el momento del Grito de Independencia, Alvarez del Casal era miembro del Cabildo, y en calidad de tal firmó el acta que declaró la Independencia. Participó, entonces, junto con José Miguel Pey, Juan Bautista Pey, José Acevedo y Gómez, el canónigo Andrés Rosillo, Camilo Torres, Tomás Tenorio y Carvajal, Antonio Baraya, Antonio y Francisco Morales, José Santamaría, Joaquín Camacho, Luis Caicedo y Flórez, José Ortega y Mesa, Frutos Joaquín Gutiérrez, Pedro Groot y otros, en el cabildo abierto que solicitaron los insurrectos, y pasó a formar parte de la Junta Suprema de Gobierno, presidida por José Miguel Pey, que el 26 de julio suscribió el documento que desconoció el Consejo de Regencia de España. La Junta de Gobierno se dividió en siete secciones: Gobierno y Diplomacia, Negocios Eclesiásticos, Gracia y Justicia, Guerra, Hacienda, Policía y Comercio. Alvarez del Casal, dada su amplia experiencia en materia de contaduría pública, fue nombrado en la de Hacienda, de la que hicieron parte también Pedro Groot, José París y Luis Azuola y Lozano (pariente político de Alvarez). Además, fue colaborador del periódico oficial Aviso al Público, que se comenzó a editar a partir de septiembre de 1810. Desde esta posición, Alvarez del Casal ejerció gran presión sobre la Junta de Gobierno para que se ordenara la liberación de Antonio Nariño, que se hallaba preso en Cartagena; tal pedido encontró muchas voces en contra, pero ante los esfuerzos y ruegos al fin el Precursor llegó a Santafé el 8 de diciembre de 1810.

En general, puede decirse que esta Junta de Gobierno, conformada por primos, tíos y familiares, todos relacionados con el marquesado de San Jorge, se aprovechó de la buena fe del pueblo y manipuló la situación de acuerdo a sus propios intereses. Quizás una de las mayores dificultades que tuvo que afrontar la ]unta de Gobierno fue la negativa de las demás provincias en que estaba dividido el Virreinato de la Nueva Granada, a aceptar el control político y administrativo de Santafé de Bogotá. El movimiento de oposición, orquestado desde Tunja, tuvo a Camilo Torres y Tenorio como cerebro y abogó por un gobierno de corte federalista. Se convocó, entonces, el 6 de noviembre de 1810, un "Supremo Congreso", al que asistieron delegados de las seis provincias que apoyaban a Santafé: Andrés Rosillo por el Socorro, Camilo Torres por Pamplona, Ignacio Herrera por Nóvita, León Armero por Mariquita, Manuel Campos por Neiva y Manuel de Bernardo Alvarez, quien, además de ser el representante por Santafé, fue nombrado presidente. E1 Congreso se inauguró el 22 de diciembre y a instancias de Alvarez eligió al Precursor Antonio Nariño como secretario. Las deliberaciones adelantadas allí no aportaron nada al asunto que más interesaba: la organización del nuevo gobierno. Ante el fracaso del Congreso Nacional, se convocó un Colegio constituyente Electoral que creó el Estado de Cundinamarca y nombró como primer presidente a Jorge Tadeo Lozano, quien ejerció el poder entre el 26 de marzo y el 19 de septiembre de 1811. Durante el gobierno de su cuñado, Manuel de Bernardo Alvarez se unió a su sobrino, Antonio Nariño, y juntos defendieron el régimen centralista presidido por Santafé de Bogotá. Desde el periódico La Bagatela, presionaron a Lozano de Peralta para que renunciara a la presidencia, lo que efectivamente sucedió y permitió que el Precursor asumiera primero la presidencia, y luego de un corto receso, la dictadura, que ejerció desde el 11 de septiembre de 1812 hasta agosto de 1813, cuando partió hacia Pasto. Durante el gobierno de su sobrino, Alvarez del Casal cumplió un importante papel de apoyo, pues además de ser miembro del Concejo, actuó como consejero del presidente. Tres hijos de Alvarez del Casal: Manuel María, Mariano Bernardo y María Tadea también fueron sostén importante del Precursor. No obstante, pese a rodearse de los más allegados de su familia, la situación política para Antonio Nariño fue cada vez más difícil. Tunja se consolidó como el fortín antinariñista, y el 4 de octubre de 1812 se citó en Villa de Leiva un Congreso federalista, al cual asistió Alvarez del Casal, acompañado de Luis Azuola, en representación de Cundinamarca. Allí, Alvarez defendió tan ardorosamente los planteamientos centralistas de su sobrino, que los dos delegados fueron reducidos a prisión por orden de sus colegas. Pero las dificultades para Nariño y sus aliados no cesaron con los intentos de golpe democrático de los tunjanos. Dos generales, Joaquín Ricaurte y Antonio Baraya y Ricaurte, miembros de la extensa familia Lozano de Peralta, encargados por el Precursor de detener a los contradictores del centralismo, se convirtieron al federalismo y en alianza con Camilo Torres atacaron Santafé de Bogotá, el 9 de enero de 1813. La embestida fue rechazada y sirvió para calmar, por un tiempo, los ánimos del Congreso de las Provincias Unidas; así mismo, permitió que el 16 de julio de 1813, el Colegio Electoral del que formó parte como presidente Alvarez del Casal, declarara a Cundinamarca territorio con independencia absoluta del gobierno de España y libre de cualquier soberanía distinta de la de Dios y el pueblo. Mientras tanto, en medio de tanta lucha política y armada, generada con frecuencia por viejos pleitos de familia, las tropas españolas comandadas por Juan Sámano aprovecharon para invadir el territorio colombiano por el sur. El Precursor decidió, entonces, encargarse personalmente de la defensa de la soberanía, y en el Congreso Electoral renunció a la dictadura, única forma para sostener el tambaleante gobierno, en favor de su tío, Manuel de Bernardo Alvarez. En 1814, cuando Nariño fue derrotado y apresado en Pasto, los federalistas organizaron una nueva ofensiva para someter a Cundinamarca, esta vez con el apoyo del coronel venezolano Simón Bolívar. Por consejo de sus asesores Ignacio de Herrera y Juan José Diago, AIvarez se negó a entregar pacíficamente el poder al Congreso de las Provincias Unidas, y tampoco aceptó ninguna fórmula de entendimiento con los tunjanos ni con Bolívar. Ante esta situación, Bolívar inició una acción armada contra Santafé, que terminó con la rendición de la ciudad, el 11 de diciembre de 1814, y la entrega del poder por parte de Alvarez, quien solamente pidió garantías para españoles y criollos regentistas. Una vez entregó el poder, Alvarez del Casal no quiso colaborar con ninguno de los nueve gobernantes que lo sucedieron, entre ellos, Camilo Torres y José Fernández Madrid. Se retiró de la vida pública, con una que otra aparición, como cuando apoyó, el 15 de junio de 1815, una propuesta de capitulaciones con los españoles. El 26 de mayo de 1816, el general Pablo Morillo entró en Santafé de Bogotá e instituyó un tribunal para juzgar a todos los criollos que habían participado en la insubordinación. Manuel de Bernardo Alvarez, junto con otros miembros de su familia extensa, fue apresado, juzgado y condenado a muerte. El ajusticiamiento se cumplió el 10 de septiembre de 1816, en el hoy llamado Parque de Santander, en compañía de José M. Arrubla y del escribano Manuel García.


JOSE EDUARDO RUEDA ENCISO

Bibliografía ABELLA, ARTURO. El florero de Llorente. Bogotá, Antares, 1960. IBAÑEZ, PEDRO MARÍA. "Manuel Bernardo Alvarez". Boletín de Historia y Antigüedades (agosto de 1903). MENDOZA VELES, JORGE. Gobernantes de La Nueva Granada. Síntesis biográficas. Bogotá, Minerva, 1951. OTERO MUÑOZ, GUSTAVO. Hombres y ciudades. Bogotá, Ministerio de Educación, 1948. RIVAS, RAIMUNDO.. "Manuel Bernardo Alvarez". Boletín de Historia y Antigüedades (agosto-septiembre 1916).

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