Honrar y deshilar el pasado
Javier Pardo de Castro se ha dedicado al
estudio de la genealogía durante más de 10 años. Durante este lapso se unió a
la Academia Colombiana de Genealogía y también hace parte de la Academia
Patriótica Antonio Nariño.
Andrea
Jaramillo Caro
Periodista
de El Magazín cultural
Javier
Pardo de Castro es vocal en la Academia Colombiana de Genealogía. / Gustavo
Torrijos. Foto: GUSTAVO TORRIJOS
¿De dónde surgió su interés por la genealogía?
Desde pequeño siempre vi en mi familia
el interés por la genealogía por la parte de mi abuela materna y mi papá.
Recuerdo que tenían cuatro o cinco tomos de una de las obras reconocidas de la genealogía
y a mí me impactó ver en esos libros a mi familia, cada vez que los leía era
como irme al pasado e imaginarlos, porque esas genealogías no solo mencionan
los nombres, también daban una pequeña descripción de cada ancestro y me
encantaba. Mi abuela, Inés Durán, siempre nos hablaba de sus antepasados y cómo
era descendiente del marqués de San Jorge, mencionaba que nuestra familia tenía
que ver con varios próceres de la independencia, y cuando ella murió, en 2011,
me dieron un folio de bautismo en el que aparecían hasta los tatarabuelos y vi
varios apellidos que los había oído. Así empecé a asociar todo esto y a
investigar más y más, me emocioné mucho y así empezó a picarme la curiosidad
por el tema de la genealogía.
¿Cómo se convirtió en genealogista?
Con esto empecé a buscar documentos en
archivos históricos, ir a cementerios a buscar información... Comencé a hacer
esto después de la muerte de mi abuela, a partir de ese folio de bautismo, y
monté un blog llamado Familia de Castro Durán, orígenes y herencias. Ahí tengo
varios artículos abiertos para consulta. Para un genealogista es muy importante
el tema verbal y preguntar a la familia qué saben de sus antepasados, nombres,
apellidos... Con eso arranqué a buscar registros de nacimiento o partidas de bautismo,
estas son las fuentes primarias. Con esos artículos en el blog, mi amigo
Mauricio González me contó sobre un grupo de genealogistas que conforman la
Academia Colombiana de Genealogía y me sugirió entrar. Yo preparé y monté un
estudio de mi familia en 2017, que tiene que ver con varios de los próceres de
la independencia, con pruebas, lo expuse frente a la junta directiva y algunos
miembros de la Academia, con eso fui reconocido como miembro de la Academia
Colombiana de Genealogía.
¿Cuál es el paso a paso para hacer una genealogía?
En Colombia hay dos tipos de
genealogías: las genealogías que para mí son las verdaderas y las genealogías
de presunción, genealogías de presunción, que es que solo se limitan a mirar
herramientas en internet, pero que no tienen fuentes documentales que las
soporten. Una genealogía se debe hacer paso a paso y tener todos los soportes
documentales necesarios. Lo primero que pedimos es un árbol genealógico en
Excel, como mínimo hasta los tatarabuelos con los dos apellidos, porque hay
muchos homónimos. Con el boom de las nacionalidades aprendimos mucho, porque
más allá de conocer a nuestros ancestros conocimos a los de miles de personas
que solicitaron nuestros servicios. Luego de tener esa primera información
empezamos a consultar herramientas como FamilySearch y así podíamos rastrear
los ancestros y contrastar para ver si quienes solicitaban nuestros servicios
tenían oportunidad de hacer el proceso de la nacionalidad y de ahí empezar a
pedir la búsqueda de documentos. Con el boom salimos de nuestra zona de confort
y al principio nos ayudábamos entre todos en la Academia, cuando cogimos cancha
ya se nos hizo más sencillo.
¿Qué desafíos hay al hacer un estudio de genealogía?
En algunas regiones del país es más
fácil encontrar documentos, por ejemplo, en Antioquia. Otro de los desafíos es
que no haya suficiente fuente documental o, por ejemplo, que los archivos en
parroquias y notarías no ayuden o estén muy desorganizados. En otros casos nos
ha pasado que los nombres aparecen mal en los documentos y eso complicaba los
procesos con España y Portugal, entonces tocaba volver a la parroquia con las
pruebas para que lo arreglaran. También pasa que los libros de 1700 o 1800
están en mal estado y también es difícil hacer los estudios de genealogía
cuando se debe encontrar de dónde son las personas, porque antes los niños
nacían en una finca y lo registraban a los tres años porque viajaban o se
mudaban. Otro reto es que en las partidas ponían solo un apellido o no le
ponían la nota marginal, que es una prueba adicional.
¿Cuál es la importancia de ejercer esta labor?
Hay un dicho que dice que el que no
conoce su pasado está condenado a repetirlo. Para mí es muy importante conocer
el pasado y, sobre todo, nuestra historia familiar porque la genealogía no hay
que tenerla como un directorio telefónico, la genealogía hay que tenerla
generación por generación y poder documentar a cada ancestro, saber qué era lo
que hacía, qué cargos tuvo, muchas veces hasta las enfermedades... Los árboles
genealógicos sirven para demostrar herencias y todo este tema de títulos
nobiliarios, pero también para rastrear temas de salud y conocer más de uno
mismo.